Andanzas por el páramo

martes, noviembre 25, 2008

Desolación

25 de Noviembre de 2008


El invierno ya se deja sentir ,con las primeras heladas, con las ramas de la mayoría de los árboles desnudas de hojas, las primeras heladas y los miles y miles de gansos que llegan a nuestras tierras y atraviesan los cielos dejando atrás las primeras nevadas del norte.
Pero también hay otro tipo de invierno que se deja sentir en nuestras emociones, no solo el viento helado y frío que atraviesa nuestro rostro, sino ese que deja huérfana nuestra mirada de vida, y el que silencia nuestros oidos con la inexistencia del sonido de nuestros campos.
Un paseo por estos campos castellanos por los que llevo bastantes años moviéndome, no dan lugar a la esperanza. Apenas se ven aves, sobre todo alaúdidos, es ya dificil contemplar Cogujadas, Calandrias, etc.., incluso este verano las Collalbas o las Tarabillas escaseaban. Un recorrido amplio te permite observar grupos numerosos de Urracas y Cornejas Negras allá por donde vayas, y la rápida huida de la Liebre hace tiempo que solo la guardo en mi memoria.
Nos quedamos sin "campo"; al aumento del regadío (es ya dificil observar terrenos donde no campen a sus anchas las tuberías de pvc o los pivots), la quema indiscriminada de rastrojos, desaparición de lindes, el envenenamiento másivo de las tierras fomentado por la Consejería de Medio Ambiente (probablemente la consejería más dañina para nuestros ecosistemas), se añade la desaparación de nuestro paisaje y nuestros horizontes por la masiva instalación de aerogeneradores allá por donde mires y con la permisividad de gran parte de la sociedad.
Se venden mucho y bien los espacios protegidos de cara al turismo y demás, pero el medio en el que nos movemos habitualmente y que forma parte de nuestra historia desaparece..., y eso se nota de año en año... y de día en día.
Tierras preñadas de vida , ahora se encuentran vacias, salpicadas aquí y allá de tubos llenos de veneno, o de agua malgastada...


Escenas como ésta que veis en esta foto de arriba de un grupito de Ortegas, o de Gangas o de un bando de Avutardas, pronto serán recuerdo de lo que algún día pudo disfrutar nuestra mirada.
Quizás sea el frío de estos días, quizás sea la edad o la rabia de ver como se utiliza la conservación y el medio ambiente como moneda de cambio de mercaderes que no saben lo que es el vuelo rasante de un Aguilucho Cenizo o el sonido de un grupo de Ortegas en vuelo..., pero que se les llena la boca con el desarrollo sostenible...
Pero es lo que siento y lo quería reflejar en este cuaderno de plumas.
Nos vemos...

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